lunes, 20 de abril de 2015

Aunque haya cambiado la manera de enviarnos mensajes, nunca se acabará.


Buscando un principio de como expresar tantos momentos vividos  a tu lado César Eduardo Flores Vera, ahora que desde hace dos meses te fuiste sin pasar un día de poder aceptar el que ya no estás.


Los días que pasa son un retroceso al pasado (año 2010) volver al primer comienzo del conocerte, chistosa manera de conocerte. Acompañar a  Darwin (un amigo, que en la actualidad no se donde se halla) a conocer amigos nuevos cerca del Malecón 2000, a conocer a dos amigos César y Patricio y planear viajar a Portoviejo a un evento (las ollas púrpuras) y al final ir solo yo.

Antes de eso planificamos con César y Patricio ir a la disco, ellos se estaban hospedando en el hotel Centenario al cual fuimos a verlos para salir a disfrutar de la noche.

Esa noche bailamos mucho, aunque al principio me gustó Patricio y no César, prometimos ir en dos semanas a Portoviejo al evento donde César se presentaba, ya que es el bailarín de profesión.

Uno de tantos amigos que ha pasado por mi vida, Darwin,  no apareció el día del viaje,  en primer momento no quería ir pero de coraje me fui a aventurarme sin pensar que sería de mi por allá.

Llamé a César contándole lo sucedido y me dijo que no me preocupara que el me iba a ver al terminal de Portoviejo, eso me dejó mas tranquilo.

Llegando a Portoviejo más allá de tres horas sentado llegué, César me esperaba, la pasé bien esa noche en la disco, al salir del lugar estaba lloviendo y yo moría de frío, César me abraza y yo me dejé... sentí una sensación de que estaba a gusto con su abrazo que me acobijaba.

Al otro día horas antes de venir a Guayaquil, ya no era yo, ni era el amigo del amigo, mas bien lo veía con otra mirada. Después de ese día decidí ir a verlo mas seguido, creando sin querer una historia sin pensar en un principio pero con un buen comienzo.

Aunque después de tantas circunstancias peleas, mal entendidos supimos al final que siempre estaremos juntos aunque en esta tierra ya no esté. En mis recuerdos, en mi mente, en nuestros lugares favoritos y canciones inolvidables siempre habrá una lágrima cómplice del recuerdo con ansias de volver a vivir lo que fue.

Hoy como todos los días agradezco a Dios por ponerte en mi camino, y  le pido no perder jamás la esperanza de que algún día volvernos a ver y seguir siendo parte de mi vida donde nunca habrá despedida, donde le agradezco a la vida de ser el primero en conocerte, el único en quererte, y el último en despedirte.

TQM CÉSAR...
Hasta que se cierren mis ojos te querré.